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Lunes, 7 de Octubre del 2002   

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El tanque de flotación: propiedades y beneficios (II parte). (continuación)


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Por otro lado, las personas que flotaban asiduamente, reducían los riesgos de padecer enfermedades y problemas relacionados con el estrés, como presión sanguínea alta, úlceras, asma, ansiedad, fatiga y problemas cardíacos y, por añadidura, aumentaban la estabilidad y fuerza mental, emocional y física, entre otras cosas, porque flotar ayuda a reducir el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas ya que el cuerpo adquiere la tendencia a conseguir un estado óptimo natural.

Ello es debido a que, así como flotando se reducen los niveles de hormonas relacionadas con el estrés, también se aumentan los niveles de hormonas relacionadas con la relajación y el bienestar, tal como explicaba Gary Higgins, presidente de la Float to Relax Incorporated, empresa dedicada a la venta de tanques en EEUU, en la que además operaba un laboratorio dedicado a la búsqueda de los efectos de la flotación sobre la química sanguínea, las ondas cerebrales y la tensión muscular. Tales hormonas son las endorfinas.

Las endorfinas son neuropéptidos compuestos por múltiples aminoácidos, elaborados por la hipófisis, que actúan sobre los sistemas nerviosos central y periférico para reducir el dolor, creando, asimismo, estados de intensa euforia. Existen la alfa-endorfina, la beta-endorfina y la gamma-endorfina, todas ellas con efectos farmacológicos similares a los de la morfina.

Continuando con la exposición de Sr. Higgins, las beta-endorfinas están relacionadas con el alivio de las migrañas, las lumbalgias, las lesiones relacionadas con los deportes, la artritis y otras varias. A la beta-endorfina se la considera como la morfina endógena.

Entre los neurocientíficos es bien sabido que hay personas neuroquímicamente más desarrolladas que otras. Cada ser tiene una química diferente, con diferentes cantidades de neurotransmisores y hormonas disponibles y con diferente número de receptores para ellos.

Los adictos a la heroína, por poner un ejemplo práctico, tienen bajos niveles de opiáceos naturales en el cuerpo, conocidos como endorfinas, y también tienen pocos receptores donde estas endorfinas pueden acoplarse para liberar sus efectos de placer y alivio del dolor.

Endorfinas y receptores disminuyen a medida que el adicto sigue ingiriendo opiáceos, por lo que la droga les produce cada vez un menor efecto (efecto denominado "tolerancia"). Por ello, una de las razones de la naturaleza adictiva de los opiáceos, al igual que el alcohol, es que destruyen los pocos caminos que quedan para el placer.

Lo que intentamos explicar es que los comportamientos adictivos, que incluyen comer en demasía, fumar, beber, ingerir drogas, sexo y otras compulsiones, en ciertos casos, se deben entender como un instintivo y desesperado intento para compensar ciertos vacíos o falta de placer que derivan de la deficiencia de endorfinas. Todo depende de cómo funciona nuestro centro de placer sito en el hipotálamo.

Por otro lado, terminar con un comportamiento adictivo a veces supone pasar por un periodo de abstinencia que conlleva a soportar profundas depresiones, ansiedad, temblores y otras situaciones angustiosas.

Un medio a nuestro alcance para desarrollar estos centros de placer e incrementar la cantidad y efectividad de las endorfinas, es con el uso frecuente y consciente de la flotación.

El citado fisiólogo Thomas Fine denominó a todo este proceso de estimular lo positivo e inhibir lo negativo como "Psiconeuroinmunología".

En algunos centros de investigación sobre la flotación, se han realizado programas encaminados a aumentar estos efectos a través de la auto-regulación.

Sintetizando diremos que la respuesta a la relajación no es buena por sí misma, sino sólo desde el momento que nos proporciona un estado de equilibrio. Por ejemplo, un excesivo dominio de respuestas parasimpáticas nos puede llevar a una depresión patológica, pérdida del tono musculoesquelético, inactividad y lasitud mental.

Phil Nuernberger, director de Terapias de Retroalimentación del Clínico de Psiquiatría y Neurología de Minneapolis (EEUU), puntualiza que puede ser tan negativo como una hiperrespuesta continuada a las situaciones de estrés.

Los tanques actúan pues homeostáticamente, reduciendo las hormonas que se activan debido al estrés e incrementando los antidepresivos naturales.

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