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Osteopatía

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Lunes, 3 de Diciembre del 2001   

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Campos de aplicación de la Osteopatía


Este artículo presenta los casos en los que la Osteopatía puede actuar y con qué objetivo: paliar el dolor, "curar", o prevenir.

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INTRODUCCIÓN

Se ha visto en los dos anteriores artículos lo peculiar que es la Osteopatía, sobretodo comparada con otras terapias, tanto en el ámbito teórico (leyes y principios) como en el ámbito práctico (diagnóstico y tratamiento). También se informó de cuál es el objetivo final del tratamiento osteopático: encontrar y tratar la lesión primaria (la desencadenante de la dolencia del paciente). Pero a título informativo, este objetivo es poco sustancioso. Por este motivo en este artículo desarrollaremos en mayor medida esta información.

Podemos hablar de tres momentos básicos en el transcurso de un problema que sufre un paciente, donde el osteópata actuará de forma parecida, aunque con un objetivo diferente. Estos tres momentos son los siguientes:

a) El daño que se ha producido está instaurado en el cuerpo de forma perpetua. No es posible regenerar los tejidos afectados.

b) El daño producido es reversible, ya sea porque sólo aparece a escala funcional (somática), ya sea porqué dicho daño, aunque afecte la estructura de los tejidos corporales, todavía permite la regeneración de éste.

c) El daño no se ha manifestado, aunque ya ha comenzado su desarrollo.

Para cada una de estas fases, el osteópata actuará sobre cada paciente de la misma forma: efectuará un diagnóstico osteopático y, en función de éste, realizará el tratamiento más adecuado para el paciente. Este tratamiento puede ser el mismo ya sea en una u otra fase de evolución de la lesión, aunque con diferentes objetivos:

a) Paliación del dolor.

A pesar de la complejidad que reviste la práctica osteopática, y su enorme comprensión del funcionamiento de nuestro organismo, todavía existen un gran número de lesiones que, por su importante instauración en el cuerpo y su antigüedad, han llegado a ser lesiones que se perpetúan en el tiempo y que no se pueden erradicar; la lesión primaria no se puede corregir. Lejos de tirar la toalla, el osteópata trata al paciente con el objetivo de proporcionarle una mejora en la calidad de vida, disminuyendo los síntomas a través del tratamiento de las lesiones secundarias. Por ejemplo: una hernia extruída excluida en algún nivel vertebral no se puede restablecer y, además, afecta al equilibrio del resto del raquis (y también del resto del cuerpo a todos los niveles). La misión del osteópata en una situación de este tipo será doble, primero deberá buscar la lesión primaria origen de dicha hernia discal y tratarla para evitar que otras estructuras queden igualmente afectadas, y en segundo lugar deberá resguardar el equilibrio inestable en el que se encuentra el cuerpo ante la pérdida de función de dicho disco en la mayor medida posible, para evitar que aparezcan otras lesiones derivadas del mal apoyo que se produce entre las vértebras donde se ha producido la herniación del núcleo pulposo del disco intervertebral.

En resumen, se tratará tanto la lesión primaria originaria de una lesión instalada en el cuerpo (a su vez lesión primaria), y la o las lesiones secundarias producidas a partir de una de las anteriores o de ambas.

En este caso la "curación" (como desaparición de los síntomas y sus causas) no es posible, ya que una estructura corporal no tiene afectada solamente su función, sino su estructura intrínseca. En todo caso sí es posible la reducción de las consecuencias que ésta primera pueda conllevar.

b) "Curación".

Situación casi ideal. En este caso, la lesión primaria (o lesiones primarias) es una lesión somática (funcional), y no de la estructura interna (lesión física). Para el osteópata es posible encontrarla y tratarla, hecho que no será necesariamente sencillo, y conseguir la restauración de la función perdida. Con estas condiciones, el osteópata "cura" al paciente. Lo que realmente sucede es que el osteópata restablece aquella situación en la que el propio organismo puede ejercer plenamente el tercer y cuarto principios de la Osteopatía: la autocuración y la regla de la arteria es absoluta. Así es, el osteópata se limita a eliminar aquel bloqueo que no permite al cuerpo ejercer su función correctamente. Una vez eliminada dicha barrera, el mismo cuerpo es capaz de solucionar sus desequilibrios internos a través de los sistemas nervioso, circulatorio, y linfático, y se produce la curación. Es en esta situación cuando uno puede recordar una cita del fundador de la Osteopatía, y que ningún osteópata debería olvidar:

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