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Entrevista

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Lunes, 4 de Marzo del 2002   

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Alimentación vegetariana (I parte): Antecedentes históricos y tipos de vegetarianismo.


El vegetarianismo de hoy tiene sus raíces en culturas y en situaciones políticas y sociales pasadas. No obstante, la tendencia actual, cada vez mayor, es la de adoptar este tipo de alimentación para procurar un estado óptimo de salud.

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Distintas son las motivaciones que pueden conducir a la elección de una alimentación vegetariana:

- apuesta por la defensa del bienestar y los derechos de los animales (razones éticas).

- creencias religiosas.

- cuestiones de salud; derivadas de la composición bioquímica y el tratamiento químico

de los productos de origen animal.

Para ahondar un poco en ellas devemos remontarnos en su origen y en su historia, ya que el vegetarianismo no se trata de una invención del siglo XX.

Durante el Renacimiento ver imagen 1 , algunas personas adoptaron una dieta vegetariana porque creían que la crueldad contra los demás hombres no era más que el paso siguiente a la crueldad con los animales. A finales del siglo XVIII algunos cristianos se abstuvieron de comer carne, ya que creían que parte de la misión de Jesucristo era acabar con la matanza de los animales.

Muchas religiones orientales, tales como el hinduismo y el budismo fomentan el vegetarianismo como idea espiritual, ya que creen que todas las criaturas de Dios son dignas de compasión y respeto. La mayor concentración de vegetarianos del mundo se halla en la India, donde el 80% de población es hindú.

Donde mejor se ilustra la concepción budista de los animales es en las lecciones budistas conocidas como historias Jakata, en las que Buda nace bajo el aspecto de diversos animales en vidas anteriores; dichas historias consideran que matar a un animal equivale a matar a un ser humano, ya que afirman que, al igual que Buda, todos hemos sido un animal antes de convertirnos en seres humanos.

El jainismo (una religión india fundada alrededor del siglo VI a. C.) tiene unas reglas tan estrictas en relación con el consumo de seres vivos, que sus seguidores barren el camino por el que pasan antes de pisarlo, y llevan una mascarilla de gasa sobre la boca con el fin de no hacer daño a los pequeños insectos al aspirarlos accidentalmente.

Así mismo, visto esto, se podría definir el vegetarianismo como una corriente filosófica basada en el respeto a toda forma de vida, en especial la animal. Como planteamiento filosófico, pues, es merecedor del respeto debido, pero no se puede prescindir del planteamiento dietético y de sus particularidades nutricionales.

Por otra parte, cabe mencionar las circunstancias ecológicas, ciertos acontecimientos políticos y económicos y los efectos de los desarrollos agrícolas que tuvieron lugar durante los siglos precedentes al nuestro.

En Europa occidental, en las Tierras Altas, el consumo de carne de cerdo disminuyó más que en ningún otro sitio porque los bosques desaparecieron casi por completo, el potencial agrícola en general era menos acusado y cada vez era mayor el crecimiento demográfico. Durante el siglo XII no sólo la carne de cerdo sufría las consecuencias de los desarrollos agrícolas sino también los rumiantes. Estos animales se utilizaban básicamente para otras finalidades y no para proporcionar alimento (el buey servía esencialmente de animal de tiro y las ovejas se criaban más por su lana que por su valor alimentario, aunque su leche y el queso que se obtenía de ellas tuviesen una importancia local).

En el siglo XIV la dieta básica del campesinado consistía en leche, queso, huevos y pollo y en el siglo XVI ver imagen 2 se dio un aumento en la producción de cereales que empezó a desplazar la producción animal. En el siglo XVII la economía dietética empezó a asemejarse a la economía dietética china donde el ganado vacuno se utilizaba para realizar labores agrícolas y se recomendaba no comer su carne (sólo se comía la de animales de granja enfermos, que no servían para trabajar, o muertos). No obstante la leche de vaca constituyó una parte importante en la dieta. El crecimiento de las flotas mercantes aumentó el consumo de pescado y, por otra parte, el calendario católico aumentó los días del año en que se prohibía el consumo de carne.

A finales del siglo XVIII y a raíz de las actividades coloniales, empezaron a llegar cultivos desconocidos como el maíz y la patata procedentes de los nuevos asentamientos en las Américas. De hecho, hasta principios del siglo XIX Europa occidental había sido mayoritariamente una región no consumidora de carne e incluso durante cierta parte del siglo XX para la clase obrera la carne continuó siendo escasa.

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